Música

jueves, 25 de septiembre de 2014

Alarmas.

Benditas sean las alarmas que no suenan. Podría quedarme en casa hoy y no ir a clase, total, es evidente que voy a llegar tarde. O podría darme prisa. Escojo la última opción.
Gracias a estas alarmas me desvivo por llegar a tiempo. Lo más curioso es que llego antes al instituto que los días que me despiertan cuando deben hacerlo. Eso me recuerda que puedo hasta con el tiempo, y que una tontería así debería ser suficiente para convencerme a mí misma de que las cosas nunca son tan evidentes como parecen.

Recuerda.

Todo lo que hagas en esta vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas, porque nadie más lo hará por ti.