Sabes muy bien cómo soy, que me gusta que me hagan reír, que no me gustan las cursiladas y que detesto a la gente que me agobia. Ya sabes que he tenido baches, que siempre me he levantado, que siempre he ido a conseguir lo que me propuse, que acepto las críticas y que puede que me haya convertido en la persona más fuerte del mundo, pero hay algo que no sabes y que me cuesta decir; que las cosas no se aprenden solas, yo no nací siendo fuerte, nadie me dio un papel con las instrucciones. Qué cursi suena decir que lo aprendí de ti y por ti, y qué mal me sienta decirlo porque no me gusta cómo suena, pero lo que está claro es que no se puede negar lo evidente.
